Europa y la guerra

La semana pasada, Finlandia, Suecia y Noruega distribuyeron folletos sobre cómo abastecerse de suministros y crear refugios antiaéreos en sus países, advirtiendo a la población sobre una posible ramificación de la guerra de Rusia con Ucrania a los países fronterizos.
Hasta mediados de este año, mi hijo Felipe estuvo de intercambio en Dinamarca, y el garaje de la casa en la que vivía ya había sido transformado en un almacén de alimentos no perecederos, agua y papel higiénico, para cuando llegara la guerra.
Toda Europa sigue con recelo las últimas declaraciones del presidente Vladimir Putin, de Estados Unidos y del trío formado por Inglaterra, Francia y Alemania, con el fin de intentar evitar la escalada del conflicto y una solución pacífica. Joe Biden, al final de su presidencia, dejó una bomba para que su sucesor, Donald Trump, la desactivara, permitiendo a Ucrania utilizar misiles fabricados y manejados en Estados Unidos contra Rusia.
Putin ya se ha pronunciado públicamente, declarando que se siente legitimado para actuar contra las potencias que suministraron a Ucrania misiles y minas de largo alcance, de su propia fabricación, para usarlos contra el oponente. Las embajadas de varios países en Kiev fueron evacuadas por temor a ataques.
La verdad es que las naciones arman a Ucrania porque ellas mismas no quieren iniciar una guerra contra Rusia, que culminaría en un conflicto de proporciones globales. Todo el mundo teme la energía nuclear rusa y la impetuosidad de su Presidente. Así, le están dando plenos poderes a Volodymyr Zelenski, ya que sus líderes no quieren vivir con el sello eterno que provocaron en la Tercera Guerra Mundial.
El escenario global actual es muy similar al de antes de la Primera Guerra Mundial. Se mantienen las mismas tensiones entre potencias, disputas por territorios y recursos naturales, carreras armamentistas, dificultades de entendimiento conjunto y creación de pactos paralelos entre potencias, como Rusia, China y Corea del Norte, un bloque completamente alineado con el comunismo.
Por otro lado, la ONU y otras organizaciones globales como la OTAN se están hundiendo en aguas profundas, completamente incapaces de mediar en disputas de intereses y conflictos existentes. Esta semana, en otra decisión aislada y controvertida, que ya ha sido blanco de críticas e incumplimiento por parte de varios países, la CPI – Corte Penal Internacional con sede en La Haya, emitió órdenes de arresto contra Benjamin Netanyahu y el ex ministro de Defensa israelí. , al mismo tiempo que emitió el mismo tipo de orden de arresto contra el líder de Hamás, colocándolos a los tres en la misma vara de medir (si eso fuera posible o aceptable), por cometer el crimen de genocidio, en otro inmensamente peligroso y situación difícil que se desarrolla en Oriente Medio.
Con Irán y su capacidad nuclear al acecho, auspiciando a Hamas y Hezbollah, que secuestraron a 240 judíos hace más de un año, en territorio israelí y mataron a otros 1.400, en un ataque sorpresa, llevado a cabo en octubre de 2023, jóvenes estúpidos gritan “Palestina libre” y apoyo al Islam, sin imaginar que lo que defienden es la propagación del terror, la tortura, las mutilaciones, las restricciones sociales y prohibiciones de todo tipo, asesinatos de homosexuales y mujeres, patrocinio de grupos terroristas armados y el fin del mundo occidental tal como lo conocemos. La última barrera en Oriente Medio para que el Islam avance sobre Occidente es Israel.
Y el mundo avanza rápidamente hacia la culminación de esta situación, sin saber con certeza qué sucederá, dejando que Europa responda a la misma pregunta que rondaba sobre este continente, en las dos grandes guerras del siglo XX: ¿cómo sobrevivirán? este conflicto, si no son capaces de garantizar su propia subsistencia, quedando eternamente rehenes de las importaciones procedentes de otros países, de todo tipo de bienes y mercancías consumidos dentro de la comunidad europea.
La historia es cíclica y se repite. La humanidad no aprendió mucho de las guerras del siglo XX y de sus millones de muertos y mutilados, en medio de la pobreza, el hambre y la desesperación. Hoy en día, la capacidad nuclear de innumerables países es inmensa. Después de la Guerra Fría, fue muy costoso restablecer la paz. Pero los tiempos fáciles engendran hombres débiles, que vuelven a crear tiempos difíciles. El futuro lo dirá.
Artículo publicado en Revista Conhecimento & Cidadania Vol. IV No. 49 – Edición Diciembre 2024 - ISSN 2764-3867
Comments